El pasado miercoles, tomamos una muestra del Kéfir cortado con un bisturí, lo aplastamos entre dos portas y el `rastro´ que dejó en los portas lo teñimos con azul de metileno, después lo esparcimos y lo limpiamos con un poco de agua. Lo dejamos y volvimos el viernes a hacer la práctica. Cogimos los portas, lo limpiamos con agua y lo secamos, a continuación procedimos a observarlo en el microscopio. Observamos que el Kéfir no es sólo un ser, sino que estaba compuesto por bacilios y cocos, y unos hongos denominados levadura.
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